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Harry CastelEpi logos
Por Harry - 21 de Noviembre, 2006, 21:27, Categoría: Harry Castel
Correr Correr Correr Conseguir cosas El final del proceso y su
presentación al público es siempre como el aterrizaje de un piloto novato, con
la sombra de poder estrellarse en el último momento, de no tomar bien la pista,
de no guardar bien el equilibrio en esos segundos entre el aire y la tierra,
sumergidos en la velocidad... no me gustan los viajes en avión, me ponen
nerviosa, envidio a mis compañeros que disfrutan de esa parte de la aventura...
y sin embargo ahora no pude encontrar otra analogía para describir este segundo
aterrizaje de Agenda, un poco más completo que el anterior, tomando quizá ya
una forma definitiva, no me atrevo a decir terminado. Agenda es quizá una de las
mejores concreciones de mis ideas obsesivas y por eso creo que volveré una y
otra vez a este ejercicio performativo, quitando, añadiendo cosas, cambiando
otras, como el castillo nunca acabado del cuento de Ricardo Lindo, donde
siempre se construían nuevos salones mientras otros caían derribados por el
abandono. Mientras vuelvo otra vez a
visitar este país, termino ajustes para esta visita, de esta versión de
Agenda... al final no sé si hablo de la violencia ¿cómo podría un árbol hablar
del bosque que habita? ¿qué diría? 4:00 p.m. El reloj continúa su marcha
circular y se convierte por ahora en
un pasillo que lleva mi carne hastiada
a otra celda. La historia siempre es la
misma: la calle la gente el ruido docenas de pasos gritando
sus urgencias, las manos que se aferran
como naúfragos a los celulares, miradas que gravitan
alrededor de los cuerpos sin salir de su órbita de
desconfianza. Dejo ir a mi cuerpo junto a
los otros, la gran hermandad de los
cuerpos llevados por la inercia de
La Historia. Qué importa que todos
tengamos miedo nadie abandonará el pudor para pedir a gritos un poco
de afecto, estamos solos, somos independientes, no necesitamos a nadie, nuestra autosuficiencia es el despeñadero que marca el triunfo de nuestra post
modernidad (¿estamos autorizados a
tener una post modernidad o debemos ser prudentes y quedarnos en la modernidad
a secas?) 5:00 p.m. La ciudad grita Por múltiples bocinas Por la boca de los
vendedores ambulantes A través de los uniformes
azules Contando los signos trazados
en la piel La mugre de días pegada a la
piel El olor a sudor de otros
cuerpos unidos a la piel La ciudad canta a gritos Los himnos de los nuevos
ghettos Hacinados en las calles
tomadas Recuperadas Tomadas
Recuperadas cerradas abiertas invadidas peligrosas intransitables con los
mejores precios Las calles Inmensos ríos de basura y
asfalto De olor a nausea, himno
religioso y reggettón La ciudad zapatea Sobre el tablado de nuestros
fanatismos La canción del blanco y el
negro La única canción posible De nuestras tribus del miedo La ciudad grita, canta,
zapatea Con guitarras de quejas y
palmas de no hacer nada Yo camino Camino Camino En dirección contraria Mientras el carnaval sigue
su rumbo por la calle 6:00 p.m. El tiempo es un gran
borrador de silencio un cigarrillo que se consume el envase vacío de una
cerveza el deseo de todas las
miradas que no se posaron sobre vos. El tiempo te llena de llagas te deja un sabor amargo en
la boca te disipa la embriaguez se lleva todas las cosas te deja de pié en medio de
la nada. Hay un camino de ladrillos
amarillos tapizado de adioses y de
ayes hay pañuelos de adiós en
todas las manos hay trenes que llegan con
cinco segundos de retraso hay viajeros que parten
demasiado pronto. Yo no sé cómo encerrar el
tiempo cómo desnudar tus piernas cómo verte desde el otro
lado de la ventana cómo sostener un pañuelo
blanco cómo cantar las golondrinas cómo tragarme las ansias cómo soltar una lágrima a
tiempo, cómo evitar que lloren los
santos, cómo escribir las páginas de
la historia, cómo dejar el amor por
amarte tanto, cómo olvidar, carajo, cómo
olvidar, cómo recordar el camino a
casa. Y todos los relojes caminan
a la izquierda y todos los mendigos vuelven
sobre sus pasos y todas las cosas se cierran
sobre su sombra y hay gemidos que me atormentan sobre cada cama que mi piel
toca. Si tan solo me dijeras cómo aúllan los perros en la
noche… Des-construcciones
Por Harry Castel - 8 de Noviembre, 2006, 17:03, Categoría: Harry Castel
Des-construcciones Hay días en que las palabras cuestan más que en otros: se atoran, se resisten, se niegan, te niegan... Mi personaje me dice que hay días en que el peso de esta ciudad te cae de una vez y te aplasta porque si, porque puede, porque nadie va a hacer nada para evitarlo. Yo le digo que no quiero hablar de la ciudad, que no quiero trabajar de activista, habrá que respetar la cadena alimenticia, bla, bla, bla, bla.... Traté de desatorar las palabras,
de sacarlas por la fuerza y se rasgaron, se partieron. Construyo con
fragmentos, me encierro, no quiero hablar, quería decir muchas cosas
pero mi interlocutor se ha negado a escucharme, no se puede hablar con
los muros, aunque no sería mala idea... sigo negándome a leer los
periódicos 1:00 p.m. El sopor citadino vuelve lentos las cosas y los seres y el frenético canto de la calle se puede escuchar en sordina ¿o es por dentro que pasan estas bocas que gesticulan sin sonido estos pasos que rebotan amortiguados en la acera estos parlantes que solo se ven que no logran decir nada? Existe la sospecha de un pensamiento, como un embrión que se enquistara en mi conciencia Pasa... Era solo una sombra, como si quisiera ser un presentimiento 2:00 p.m. Resistirse a la gravedad Revisar papeles, comparar números,
buscar obsesivamente la falta de una coma, perseguir hasta la última
tilde, indagar adentro de todas las o Vértigo Mirar al techo, contar las vueltas
de las aspas del ventilador, neurotizarse con el taconeo de un par de
zapatos de mujer en el pasillo Vértigo Dividir entre tres el número de
vueltas de las aspas del ventilador, multiplicarlo por ocho, no, por
cinco, redondearlo si hay decimales Veeeeertiiiiigoooooo Saludar. Sudar. Saludar. Limpiarse
el sudor con el dorso de la mano. Sudar. Creer que no se va a soportar
cinco minutos más. Sentarse. Pararse. Sentarse. Caer 3:00 p.m. Afuera la continuidad normal de las cosas Adentro de repente hay un silencio que asustaPasados
Por Harry Castel - 31 de Octubre, 2006, 17:50, Categoría: Harry Castel
Pasados Las imágenes del presente
construidas sobre el cadáver del pasado: ¿reconstrucción arqueológica o
necrofilia?... Tengo esta imagen recurrente sobre ser una vieja estación de
trenes, esperando pasajeros que no llegan, despidiéndome siempre. ¿Cómo transitan las personas
por nuestras vidas? ¿porqué? ¿acaso también nosotros transitamos por otras
estaciones? ¿tiene los demás el pecho lleno con pañuelos de adioses? Los pasados: los reales y
los probables, los de la vigilia y los de los sueños... todos los pasados son
peldaños de madera que rechinan mientras nuestros pasos nos llevan a un futuro
que siempre creemos mejor, aunque no tengamos ni idea de lo que será... el
deseo de cambio:¿traición y olvido? Todos los cambios son
violencia ejercida sobre nuestra cotidiana monotonía, la respuesta violenta
ante la inacción: ¿muerte? Escribo, escribo,
escribo.... 9:00 a.m. Paro mis pasos ante el altar
burócrata de mi escritorio, Allí está, pasivo devorador
de asaltos, Tragador de musas desnudas
del pié izquierdo, Sala de partos de la
desesperanza; Mi escritorio me recibe con
la cotidiana calidez de una mazmorra, Me entierra las uñas en la
garganta Para sacarme todas las
canciones que quise cantar alguna vez, Amo a mi escritorio con la
misma obsesión Con la que se ama a un
amante de mala fe, A un mal trago, a una
pistola en la sien; Amo a mi escritorio porque
me oculta del mundo Y de la luz del día y de los
coches Y de los malos recuerdos. Aquí, dentro del mundo real
se está menos solo Que allá afuera en el mundo
real, Aquí el tiempo solo importa
en función De la efectividad y la
eficacia y el orden y la asistencia, Y el hacer una leve
inclinación ceremoniosa ante el
supervisorgerentejefedesecciónloadoseas que atraviesa la oficina con
una sonrisa beata y la serenidad de un cheque
de quincena. Amo mi escritorio Pequeño altar burócrata Tecnócrata Todócrata Hipócrita Sadócrata Que me ofrece la lucidez, la
seguridad, la soledad, el comfort, el refugio De una silla reclinable y
giratoria Para darle la vuelta a este
mundo lentamente, en 3 minutos y medio. 10:00 a.m. La taza de café es el
universo oscuro que se traga las mañanas y condensa el humo de los
días rotos arremolinándolos en el fondo
de la nariz, es un pozo profundo de
memorias infantiles, canciones de domingo y
pequeñas herejías que siempre serán perdonadas
por una mamá de resignada sonrisa antes que por Dios. Beso con mi lengua un
líquido oscuro y cálido que nunca se lleva mis
penas, que siempre exige nicotina y que acaba por darme asco, miento diciéndome que esta
es la última taza: que el corazón, que el
estómago, que la cabeza… Y aquí estoy como en un deja
vú crónico con la taza de café en las
manos, repitiendo esta inútil
ceremonia para acercarme al mundo de
los vivos. 11:00 a.m. Hay un nudo de impaciencia
que me asalta como si el reloj se hubiera
detenido justo sobre la boca del
estómago, exactamente a la orilla del
vértigo, allí donde nacen las
desesperaciones. Hay un temblor que recorre la raíz del cabello y los
ojos y se para a respirar en el
entrecejo mientras me pongo a contar
minutos memorandos tacones reportes
pasos. Esta manía de ver pasar el
tiempo… Hoy es martes y supongo que eso justifica
la angustia con la que corren la agujas
del reloj, guardianes largos e
inmóviles que custodian mi hobbie de
lanzar volutas de humo al vacío y esperar por un milagro que encienda una chispa en
el fondo de los ojos… Hasta que mi brazo levanta
una copa imaginaria para brindar con un cuerpo
inexistente. 12:00 m. Algo falla… Otro día
Por Harry - 14 de Septiembre, 2006, 16:40, Categoría: Harry Castel
Construyo a partir de fragmentos de historia, de ideas recurrentes, de imágenes que me visitan durante el sueño, de cosas que intento una y otra vez en diferentes versiones, en diferentes tiempos, de sensaciones y voces que hablan en mi cabeza mientras veo por la ventanilla del bus y de vez en cuando miro hacia atrás, para asegurarme que no hay nadie sospechoso que vaya a poner antes de la próxima parada. Desde el 2003 tengo esta sensación fija con una melodía de Apocalyptica y un paisaje con dos sillas y dos personas, a Jaime le contagia esta idea, la hemos visto un par de veces para otro trabajo que al final no se realizó. Hace una semana descubrí que esa idea tomaba forma como una acción dentro de este experimento: los espacios personales, los espacios íntimos que vamos creando para permanecer a salvo de todo lo que nos invade. Guardo celosamente mi espacio íntimo y al mismo tiempo busco invadir el de los que me son más queridos, para ver si existo dentro de ese espacio, el encuentro con el otro siempre es un acto de violencia ¿no?. Pasa también que mi personaje avanza de hora en hora... ¿Cómo comenzamos a negarnos? ¿cómo nos vamos anulando? Tomamos las sensaciones que nos lastiman con calma, para no desesperarnos, hasta convertirlas en una gotera subterránea que nos va minando... ¿Hablo en plural? Hablo por mí y por mi personaje que se va construyendo de fragmentos, de fragmentos míos, como me construyo...al final mi personaje talvez solo sea una de las múltiples voces que me habitan.
6:00 a.m. Desde este lado del espejo un hombre mira su propia inmortalidad y se resiste a creer en la utopía del huevo cayendo del muro. Hay una equis sobre su rostro es un hombre anónimo que quitó su nombre de un tirón y lo arrojó lejos de sí lo más que pudo. Tiene ensangrentados los muñones de sus dedos y grita tan dulcemente que todo el que le escucha para de gemir y canta. Hay un hombre sin sus vísceras y tiene en la mano izquierda su corazón adornado con corona de espinas. Es un hombre irreconocible que cuenta cuentas de rosarios marchitos y se flagela las espaldas con arrepentimientos. Es un hombre del que me río a carcajadas es un bufón en traje de mediocre es un despojo humano vestido de franela y grita cada vez que me asomo al espejo en la mañana
7:00 a.m. Miro pájaros en las azoteas Hay garras de cuervo clavándose en múltiples pechos Hay picos abriendo las carnes de los niños Hay gente que pasa de largo en las aceras Sin que les duelan las manos Por las miserias que cuelgan de las esquinas. Camino por las calles Hay un hombre extendido en el asfalto Que riega su sangre por un agujero en la cabeza Cuatro hombres azules lo custodian Para que saque su mejor perfil En el noticiero nocturno. Hay abogados que lanzan corazones sangrantes Desde los quintos pisos Para que se destrocen con un sonido húmedo. Hay mujeres que dejan colgar sus tetas de las ventanas Y caminan en sus tacones sobre largas aceras. Tengo persistentemente esta pesadilla Y despierto a la mañana sudando frío, Entonces me ducho, tomo un café Coloco alrededor de mi cuello una corbata Abro la puerta de la calle y veo Exactamente lo mismo que en mi sueño.
8:00 a.m. Ni bien entrada la juventud saludas al mundo con ambas manos, alguien te pone un cigarrillo en la boca y lees tus primeros versos de Neruda, o de Machado o de Lorca, plagias a Benedetti en papelitos anónimos que estacionas dos pupitres delante del tuyo con la chica que sabe que tú los estacionas pero no que los plagias, crees que el mundo es grande y que es tu deber recorrer su inmensidad antes que se acabe entonces los relojes son innecesarios y caminan todos hacia la derecha. Luego, no sabes cómo, creces, alguien te pone un horario en las manos y lees tus primeras planillas, los reportes, las cuentas y el periódico de la mañana, y no necesitas plagiar porque todo se arregla con un anillo y tu chica guarda los versos junto a las facturas de la luz, crees que el mundo es demasiado grande y peligroso para andarlo a pié, aprendes entonces cuan necesarios son los relojes y que todos corren más que tú. Pisas el acelerador, le subes el volumen a la radio, marcas tarjeta, estrechas manos sudorosas e infinitas, hasta que un día, cuando los versos plagiados son ceniza el espejo te pregunta dónde te fuiste y comprendes con terror que el reloj ha comenzado a marchar a la izquierda.
Harry.- Almas
Por Harry Castel - 8 de Septiembre, 2006, 18:40, Categoría: Harry Castel
Almas
Hay almas que suenan como la quinta cuerda de una guitarra cuando las tañe la garra de la soledad y dejan su sonido vibrando dentro de los tímpanos del silencio. Estas almas huelen a vacío, a estante de viejos libros, a bolitas de naftalina, a cantos de Viernes Santo, a manos de solterona hurgando en las diez de la noche. Son estas almas las que viajan con su cortejo de lamentos y amarillentas fotos en blanco y negro, las que usan antiparras y leen salmodias apoyando el índice en los renglones muertos, las que bailan en corros de brujas imaginando equinoccios que no llegan las que alisan las arrugas de sus deseos y no tienen saliva para humedecer otros labios. Estas almas se acurrucan en las esquinas de la noche a mendigar besos y cambian su paz por dedos que les rasguen el velo de la madrugada. Estas almas se lanzan al vacío desde el piso número siete, se emborrachan solas en las barras con penumbra, pagan putas para que lloren abrazadas a sus rodillas, hacen collares de margaritas con sus venas, predican mundos mejores, chillan fingiendo orgasmos, escriben libros que se leen diez años después, cuentan las píldoras antes de envenenarse, cantan ante fans enloquecidos, multiplican panes y peces, queman sus autoretratos, juran amor a amantes imaginarios y traicionan con su cuerpo a todos los cuerpos que acampan en su cama. Cuando llega la hora de matar estas almas dan media vuelta y regresan a casa con la esperanza de recibir una bala por la espalda que les pruebe la utopía de la inmortalidad. Tú que conservas sin sombras las pupilas y regresas a casa donde aguarda la mesa y el caritativo beso de las buenas noches, ten cuidado con estas almas no dejes que perturben tu buena conciencia, tus cuentas pagadas a término, los compromisos en tu calendario; cámbiate de acera si las encuentras guárdate, cúbrete, desvía la mirada que su contacto impuro no te saque del redil de la sonrisa que no contamine tu seguridad su ponzoña que no te deslumbre su corona de espinas, no seas insensato nada es comparable a la seguridad. Y si alguna vez sus cantos perturban tu alma mira fervorosamente el televisor, vete en peregrinación al centro comercial flagélate con horas extras paga en abonos al diez por ciento tu puesto en el paraíso apoya sin dudar las guerras civilizadas sálvate, sálvate, se buen niño y obtendrás un sillón desde donde ver pasar el mundo mientras aguardas la inexorable llegada de la cantante calva
5:00 a.m.
La soledad es un espejismo, una amplia brecha por donde pasa el olvido, una gran habitación de silencio, el libro de estampas del recuerdo. La soledad te envuelve con su abrazo tibio, te regala tu propia compañía, te enseña la sospecha de la muerte y el bálsamo de la lejanía. Es buena la soledad cuando estás con nadie, cuando te acompañan ramas y viento, cuando se fue demasiado lejos de la manada, cuando aún se recuerda el camino a casa. Ahora la habitación está llena de ecos y pasos y canciones cansadas y besos con sueño, de enormes trozos de vidrio roto donde camina de puntillas la soledad. Esto es lo que pasa:
Por Harry Castel - 8 de Septiembre, 2006, 18:39, Categoría: Harry Castel
He caminado mucho por la ciudad, he dejado muchos pasos regados en las aceras. No puedo decir nada sobre la violencia, estoy demasiado dentro de ella como para poder decir nada. Cuando comencé esta idea, quería hacer otra cosa y como casi siempre me sucede, mis pasos me llevaron por otras calles, hasta llegar a algo que escribí desde mis pasos en la ciudad, en el 2001, esa imagen de la ciudad me llevó a ver otra cosa: a ver a alguien, quizás yo, despertando y teniendo que salir a la calle y teniendo que pasar por todas las horas de su día. Descubrí que no puedo escribir un párrafo a favor o en contra de la violencia, es algo que me atraviesa, que me pasa, que temo, que rabio. Me puse a construir el poemario Agenda en el 2005, a partir de un hecho de violencia que deseaba exorcizar de mí, hay muchos fragmentos no terminados, muchas imágenes que salen de mi cuaderno de escribir o de mi diario. Hoy estoy construyendo una habitación a partir de Agenda y de otros apuntes, es la habitación de esta persona que imagino iniciando sus 24 horas del cotidiano, en esta ciudad que veo y camino todos los días. Es reconstruir Agenda y transformarlo en otra cosa, todavía no descubro en qué.
Harry Castel.- La Jenn
Por Paopao - 21 de Junio, 2006, 6:15, Categoría: Harry Castel
Actriz, escritora, directora de teatro, bailarina... creadora. |