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Octubre del 2006Pasados
Por Harry Castel - 31 de Octubre, 2006, 17:50, Categoría: Harry Castel
Pasados Las imágenes del presente
construidas sobre el cadáver del pasado: ¿reconstrucción arqueológica o
necrofilia?... Tengo esta imagen recurrente sobre ser una vieja estación de
trenes, esperando pasajeros que no llegan, despidiéndome siempre. ¿Cómo transitan las personas
por nuestras vidas? ¿porqué? ¿acaso también nosotros transitamos por otras
estaciones? ¿tiene los demás el pecho lleno con pañuelos de adioses? Los pasados: los reales y
los probables, los de la vigilia y los de los sueños... todos los pasados son
peldaños de madera que rechinan mientras nuestros pasos nos llevan a un futuro
que siempre creemos mejor, aunque no tengamos ni idea de lo que será... el
deseo de cambio:¿traición y olvido? Todos los cambios son
violencia ejercida sobre nuestra cotidiana monotonía, la respuesta violenta
ante la inacción: ¿muerte? Escribo, escribo,
escribo.... 9:00 a.m. Paro mis pasos ante el altar
burócrata de mi escritorio, Allí está, pasivo devorador
de asaltos, Tragador de musas desnudas
del pié izquierdo, Sala de partos de la
desesperanza; Mi escritorio me recibe con
la cotidiana calidez de una mazmorra, Me entierra las uñas en la
garganta Para sacarme todas las
canciones que quise cantar alguna vez, Amo a mi escritorio con la
misma obsesión Con la que se ama a un
amante de mala fe, A un mal trago, a una
pistola en la sien; Amo a mi escritorio porque
me oculta del mundo Y de la luz del día y de los
coches Y de los malos recuerdos. Aquí, dentro del mundo real
se está menos solo Que allá afuera en el mundo
real, Aquí el tiempo solo importa
en función De la efectividad y la
eficacia y el orden y la asistencia, Y el hacer una leve
inclinación ceremoniosa ante el
supervisorgerentejefedesecciónloadoseas que atraviesa la oficina con
una sonrisa beata y la serenidad de un cheque
de quincena. Amo mi escritorio Pequeño altar burócrata Tecnócrata Todócrata Hipócrita Sadócrata Que me ofrece la lucidez, la
seguridad, la soledad, el comfort, el refugio De una silla reclinable y
giratoria Para darle la vuelta a este
mundo lentamente, en 3 minutos y medio. 10:00 a.m. La taza de café es el
universo oscuro que se traga las mañanas y condensa el humo de los
días rotos arremolinándolos en el fondo
de la nariz, es un pozo profundo de
memorias infantiles, canciones de domingo y
pequeñas herejías que siempre serán perdonadas
por una mamá de resignada sonrisa antes que por Dios. Beso con mi lengua un
líquido oscuro y cálido que nunca se lleva mis
penas, que siempre exige nicotina y que acaba por darme asco, miento diciéndome que esta
es la última taza: que el corazón, que el
estómago, que la cabeza… Y aquí estoy como en un deja
vú crónico con la taza de café en las
manos, repitiendo esta inútil
ceremonia para acercarme al mundo de
los vivos. 11:00 a.m. Hay un nudo de impaciencia
que me asalta como si el reloj se hubiera
detenido justo sobre la boca del
estómago, exactamente a la orilla del
vértigo, allí donde nacen las
desesperaciones. Hay un temblor que recorre la raíz del cabello y los
ojos y se para a respirar en el
entrecejo mientras me pongo a contar
minutos memorandos tacones reportes
pasos. Esta manía de ver pasar el
tiempo… Hoy es martes y supongo que eso justifica
la angustia con la que corren la agujas
del reloj, guardianes largos e
inmóviles que custodian mi hobbie de
lanzar volutas de humo al vacío y esperar por un milagro que encienda una chispa en
el fondo de los ojos… Hasta que mi brazo levanta
una copa imaginaria para brindar con un cuerpo
inexistente. 12:00 m. Algo falla… |